Cinco posibles consecuencias para el usuario tras la compra de Whatsapp por parte de Facebook

La noticia pegó fuerte ayer después de cenar, hora española: Facebook ha cerrado la operación del año al comprar por 13.800 millones de euros Whatsapp, el servicio de mensajería más utilizado en prácticamente todo el mundo.

Marck Zuckerberg busca así, entre otras cosas, combatir la creciente desafección que se viene detectando hacia su entorno en los sectores más jóvenes entrando de lleno en la que ya es considerada la red social más importante: Esa que configuramos a nuestro alrededor con conversaciones multimedia, a través de grupos y en tiempo real con nuestros contactos… Y es que Whatsapp se ha convertido no solo en una herramienta con la que enviar mensajes, sino en todo un espacio donde mantener el contacto, reírse y pasar el tiempo conversando con las personas de nuestro alrededor… ¿les suena esto?

A buen seguro que de la operación se derivarán miles de consecuencias financieras, tecnológicas y empresariales (Especialmente recomendables el análisis de Antonio Rull en eldiario.esla escéptica visión de Enrique Dans y la decena de razones de José Antonio del Moral en Alianzo). No obstante, y solo con ánimo de hacer un ejercicio de intuición (que, pasado el tiempo adecuado, trataremos de corroborar), se pueden imaginar algunas posibles consecuencias para el usuario de ambas herramientas:

1) Que el cambio sea poco, o ninguno

Ya lo ha dicho el propio Zuckerberg, y el precedente obligado (y no sé si comparable) a esta operación lo atestigua: Tras la adquisición en 2012 de Instagram, Facebook no introdujo cambios significativos en el servicio, salvo la introducción del vídeo, en un intento de competir con la emergente Vine, perteneciente a Twitter.

2) Que desaparezca Facebook Messenger

Recientemente, Facebook había ‘tuneado’ su app Facebook Messenger para hacerla todavía más parecida a Whatsapp. Hay momentos en que la aplicación resulta bastante invasiva en su intento de que informemos a nuestros contactos de que la instalen en su móvil lo cual, a mi juicio, indica por dónde iban los tiros de la estrategia de los chicos de Zuckerberg en este campo. ¿Tiene sentido ahora mantener este doble servicio y dividir las fuerzas? Actualmente, el chat de Facebook goza de una más que excelente aceptación en la versión web de la red social, mientras que la transición al móvil estaba siendo más tortuosa, entre otras cosas, por ‘culpa’ del propio Whatsapp. Creo que la app tiene los días contados, pero ¿se acostumbrarían los usuarios a que sus amigos de Facebook y los de Whatsapp (contactos del móvil en definitiva) fueran indistintos?

3) ¿Dejaremos de pagar por Whatsapp o se nos llenará de publicidad?

Parece que, de momento, las respuestas son no y no. Whatsapp seguirá con el modelo de suscripción anual y, según también el propio Zuckerberg, la intención es no incluir publicidad en este tipo de servicios. Una de las cosas que ha adquirido Facebook con esta compra es una ingente cantidad de información (servidores, números de teléfono…) el uso que puedan hacer de ellos determinará cómo afectará esto al usuario, pero viendo que son capaces de saber cuándo una pareja va a romper analizando su comportamiento en la red, la verdad es que da bastante vértigo pensarlo.

- 4) Que dudemos, todavía más, de la privacidad

La privacidad en las comunicaciones vía Whatsapp ha sido el talón de aquiles de la compañía desde que convivimos con ella a diario hace ya varios años. Esto, sumado a que ya asumimos que Facebook no es precisamente el lugar donde debemos subir cualquier contenido si lo que queremos es que permanezca inaccesible, mucho se lo tendrá que trabajar la suma de ambos para cambiar esta percepción que parece plenamente asentada. Casi tanto como los síntomas de que a la gran mayoría de usuarios parece darles igual la potencial fuga de datos de estas herramientas.

5) Que el resto de servicios de mensajería se vengan arriba

El último en intentar seducirnos ha sido Telegram. Primero fue Line, después WeChat (Messi incluido) y entre medias han estado los Viber, Snapchat, Kik o la española Spotbros sin llegar, en ningún caso, a hacer sombra a la costumbre adquirida de utilizar Whatsapp por defecto. Quizá ahora, consecuencia de las reticencias a darlo todo de nosotros a Facebook, el uso de las alternativas  a Whatsapp experimente un repunte que devuelva algo de juego al partido de la mensajería instantánea móvil.

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Escrito por pacotorres

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