La Vida, qué buena es

foto_blog (Foto: Rafa Aguilar. ¡Gracias por cederla!)

Pues resulta que era verdad. Que 20 años no era nada. Que esa noche tocaban Los Cero. Que lo habíamos visto en un cartel. En miles de carteles. Digitales, en realidad. Y en un grupo maravilloso, que gritaba a Facebook en grito ‘¡Queremos que vuelva 091!’.

Y volvieron. Y corrimos a la web a pillar las entradas. Iba a ser el primer concierto tras la vuelta. Pero fue el tercero. Logroño y el jueves mediante, allí nos colamos. Viernes. Tanto daba. Nueve en punto de la noche. ¿Pero cómo son tan puntuales? ¿Si son granaínos? La cola del ropero nos hace entrar tarde, pero me da absolutamente igual. Un palo cortao en el pasillo enmoquetado de la Joy Eslava ya nos eriza la nuca. Joy Eslava: La primera vez en mi vida -probablemente la última, si las noticias son ciertas-, y era noche de primeras veces. No para vestir zapatos de piel de caimán.. Aunque vi a más de un@ que se los había calzado. Granaínos en Madrid. Se dejaron la malafollá en casa y, a la vista de una camiseta negra con el logo de sus cero, todo eran abrazos y cánticos. La tribu más maravillosa del mundo, tomando los bares de Sol. Que se lo digan al Lambuzo -descubrimiento total-.

Hasta debajo de las piedras buscamos un buen sitio en La Joy. Luismi se mueve bien en estas lides: En segundos teníamos visión directa al Pitos, y un trocito de barra donde mojarnos por dentro con Mahou -5 pavos la unidad-. Y a partir de ahí a vibrar. A llorar. A saltar. A corear. A abrazar. A besar. A vivir.

Empeñarse en buscar el lado de oscuro de las cosas puede llevar a montarte Tormentas Imaginarias, aunque al final concluyas que nada es real. Pero ellos sí lo eran. Los cinco juntos. El laberinto de dimes, diretes y rumores ya es historia. Los Cero han llenando la sala más mítica de la capital, tres noches seguidas. Eso son 6.000 tíos y tías dándolo todo. Algunos -no pocos- con entradas para los tres días. Dadme precedentes de esto. Touché!. Lapido, Pitos, Tacho, Jacinto y Víctor ya han dejado sus Huellas para la historia del rock’n roll en el corazón de España. Literalmente.

José Antonio García, con su sola voz, puede hacerte ver nubes con forma de pistola, simplemente para impresionarte. Subimos al cielo rugiendo, para proclamar que Este es Nuestro Tiempo. Y veinte años después es verdad: Es nuestro tiempo. Lleno de contradicciones. Es tiempo de los Cero. Y no queremos que vuelva a terminarse.

Me abrazo a Gabriel con La Noche que La Luna Salió tarde. No tenemos edad para tirarnos literalmente al suelo solo para oir crecer la hierba, pero sonreímos al saber que desde esas tontunás de adolescencia, no nos hemos separado. ¿Cuántas veces pegamos oreja en el suelo del Angavas? Y no somos los únicos. Hay muchos, muchísimos Otros Como Yo. En la calle y dentro de la Joy. Al fin y al cabo, este fin de semana ha sido la prueba más palpable de que Sigue Estando Dios de Nuestro Lado. ¿Cómo negarlo si allí arriba estaban Los Cero?

Me pongo serio ahora: Llega ‘Un Cielo Color Vino’. Mi canción. La canción. Desde el primer acorde hasta el último. Lo va a ser siempre. Hasta el viernes no se la había podido escuchar en directo a los Cero (sí a Lapido alguna vez). Hacerlo abrazado a la mujer de tu vida va directamente al cuadro de honor de los recuerdos de una vida. Gracias, Carmen. Siempre. Por todo. Te quiero. Y ojalá no anochezca…

‘Un camino equivocado’ arranca con, probablemente, la frase más surrealista que ha escrito Lapido: “En la esquina de los locos; el hombre de dos cabezas, enseñaba el sol en fotos, a los perros de la niebla”. Me da tiempo a pensarlo mientras ando paladeando cada verso. Y a lo tonto estamos encarando el final del concierto. A mi lado Carmen, Gabriel, Luismi y María José. Inagotable el ‘ceronoventayunismo’ de esta motrileña maravillosa. Luismi no se merece menos ;-).

Vamos, que viene la ‘chicha’: Cementerio de Automóviles encarna lo que es 091. Compuesta en 1984, tiene una salud de hierro. A esas alturas, hemos conocido a dos chicas a nuestro lado. Madre e hija. No son granaínas, pero lo parecen: La segunda no había nacido cuando se separaron los Cero. Ha crecido con ellos. Se lo agradecerá siempre a su madre.

La Torre de la Vela abre la fase de los himnos (como si los anteriores no lo fueran): Y coreamos eso de ‘Me encontrarás de noche en la carretera’; y gritamos fuerte que ‘no busques muy dentro de mi, porque allí encontrarás; un corazón destrozado y preguntas sin contestar’ para terminar, unánimes: ‘Mejor que busques si hay luz de luna entre las sombras. Porque ya sabes que, sin duda alguna, allí estaré’. ¿Es Joy Eslava nuestra luz de luna? Este fin de semana, sin duda…

A estas alturas, ¿qué se puede decir de ‘¿Qué fue del Siglo XX?’. El siglo en sí mismo hace 16 años que se fue, y la canción sigue aquí, robusta y redonda. Y se corea con una sola voz por más de 2.000 Locos (echamos de menos esta cancionaca, por cierto), aunque a uno le pillen los primeros guitarrazos en el servicio -hecho este último basado en hechos reales XDD-.

Lloramos varias veces durante el concierto. Una de ellas fue con La canción del espantapájaros. El Barrera ya ha bautizado a Lapido y el Pitos como los Keith Richards y Mick Jagger patrios. Con esta canción de por medio, son mucho más que eso. Y seguimos: Esta Noche no debería acabar nunca (y la canción tampoco). Pocos dudan ya de que Granada se merece una Calle del Viento en su mapa (¿dónde si no, podemos llevar  treinta años cantando eso de ‘Hoy, todo está igual’?). Enfocamos el final del concierto, en éxtasis, para intentar averiguar Cómo Acaban los Sueños.

Los sueños. Eso que, de vez en cuando, se cumple. Que empiezan con un rumor, y siguen con unas entradas compradas a toda bulla y un finde genial en Madrid. Un apartamento de entreplanta. Con tus primos mayores en la habitación de al lado y al otro lado del cristal de un brindis. Con una foto de tu sobrino en el whatsapp, y tu madre diciéndote que todo va bien. Que disfrutes y lo pases genial. Con Carmen de la mano por las calles de Madrid y Les Luthiers y Juanmi de propina al día siguiente. Y con toda la Vieja Guardia, esperando el partido de vuelta. En la Plaza de Toros el 14 de mayo.

¡Vaya día! Heey!! ¡La Vida! ¡La Vida! ¡Qué buena es!

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Escrito por pacotorres

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2 Responses to La Vida, qué buena es

  1. Cavandhi says:

    Plas plas plas!!
    Muy buena la crónica de lo que ha sido la realización del sueño de muchos cabezones y cabezonas que llevábamos calentándole la cabeza a Jose Antonio y a Lapido con aquello de : ¿cuándo os vais a volver a juntar ? Y siempre obteniamos la misma respuesta, hasta que hace y un par de años ante la pregunta de marras se intuía un brillo diferente en sus ojos . Yo me di cuenta l última vez en el año pasado en La expositiva cundo fuimos los mecenas a recoger el último disco de José Antonio con el Hombre Garabato y su frase fue ya mismo empieza una cuenta atrás …
    Solo un detalle el aforo de la Joy desde hace unos años está limitado y no estábamos 2000 personas. Pero sí que va ser curioso este año verlos en un Festival como el Sonorama…¿ a ver cuantos se saben allí las canciones ?
    Salud y Rock&Roll.

  2. Francisco Sánchez says:

    He oído decir que han tocado retirada a los duendes y hadas… así fue hace 20 años, y nos quedamos como los 2000 locos, pero sin cruces ni tierra… Guiños aparte, hoy recobramos la ilusión de poder compartir a los Cero como llegados de un exilio musical e intelectual, donde en raras ocasiones hemos podido albergar la esperanza de llenar el vacío inmenso que nos invadió en el anfiteatro de Maracena ese 14 de mayo de 1996. Gracias, Paco, por esta crónica que nos hace paladear el exquisito menú que nos espera en la Plaza de toros, lo acompañaremos de licor y del vino que da nombre a ese cielo que a todos nos emociona.