Foto tomada en el Congreso de Periodismo de la APDA en Huelva. Septiembre de 2009.
Enrique, hoy me hubieras regañado varias veces: Llevo toda la mañana llamándote maestro en Twitter (me responderías que no eres más que un pequeño saltamontes). Estoy triste, muy triste. Y tú rechazabas el lloriqueo. Y me tiemblan las manos según escribo estas líneas, porque no sé si puedo aportar algo en este blog que se acerque medianamente a lo que algunos de los más grandes ya han dejado escrito sobre ti; cuando tú eras el mejor dando ánimos y quitando complejos.
Te has ido, pero te quedas. Te quedas en nuestra manera de entender el Periodismo; te quedas en 1001Medios, te quedas en tus amigos, te quedas en tus memorias… La persona que más quiero en el mundo, Carmen, me ha dado la noticia esta mañana. Ella movió cielo y tierra para encontrarme ‘Hasta aquí hemos llegado’ cuando era imposible de conseguir ya. Uno de los regalos que más he disfrutado en mi vida. Fue una excusa más para ir a verte en su día. No se me podía quedar sin dedicatoria.
Nos has dado tanto a cambio de nada, que necesito decirte que nos dejas huérfanos, que te echamos de menos, que te necesitamos, ¡qué coño!, ¡que te queremos!. Aunque la obviedad no sea noticia.
Enrique, por favor, desde donde estés sigue cuidando de nosotros. Continúa preocupado de que seamos fuertes con los fuertes y débiles con los débiles; de que no nos dejemos llevar por halagos que debilitan y de que busquemos las críticas que nos fortalecen. Lo de no llamarte maestro, me vas a perdonar. pero hoy hay un ejército de la mejor gente, que ya se lo está saltando, porque nadie duda de que lo eres.
Si en el periodismo (o la comunicación, aunque tuvieses tus dudas sobre mi paso al ‘lado oscuro’) es necesario un 70 por ciento de paciencia, un 20 por ciento de oficio y un 10 por ciento de ‘potra’, es posible que yo haya agotado mi cuota de esto último al haberte conocido y disfrutado. Y de ello doy gracias a Rosa y al proyecto de 1001Medios.
Un abrazo, amigo.
Hasta siempre.
Periodista. Responsable de Comunicación y Nuevas Tecnologías en Grupo Secuoya. Soy profesor en la 
Me has emocionado con cada línea. Recuerdo lo del pequeño saltamontes y se me saltan las lágrimas. A mi tampoco me dejaba llamarle maestro y también me regañó más de una vez y de dos cuando me mostré pesimista. ¡Qué grande es Meneses!