Estamos en la semana de la noticia del año. De la década, si nos apuran. Todo periodista que recibe este tipo de noticias desde fuera de una redacción, como un ciudadano más, no puede dejar de morderse las uñas añorando, con nostalgia, cómo se viviría la noticia desde la redacción del periódico, de la radio o de la tele. No obstante, donde también ha debido ser apasionante (y para nada menos estimulante) este proceso, es a buen seguro en los departamentos de Comunicación implicados en contar al mundo la noticia: Zarzuela y Moncloa han trabajado a destajo y con una coordinación milimétrica en cada uno de los pasos que se han seguido estos días.
Pero, ¿cómo se diseña la estrategia de Comunicación de la abdicación de un Rey? Por razones obvias, no es algo en lo que nadie en España pueda tener experiencia. Además, es importante subrayar que se trata de un asunto donde la decisión sobre el momento excede con mucho al orden comunicativo, ya que debía seguirse un proceso institucional, político y hasta legal, tal y como se ha ido contando estos días, por lo que el proceso de Comunicación debía adaptarse a la fecha consensuada por el Rey con el Príncipe, tal y como recoge la periodista Natalia Junquera en El País.
Los tiempos:
Si, como se ha contado, el Rey tomó la decisión en enero junto al Príncipe, ha habido poco más de tres meses para preparar la operación (suponiendo que los responsables de diseñar la operación conociesen los planes con un anticipo razonable). Es difícil pensar que se hubiese podido trabajar con anterioridad, dado que en el mensaje de Nochebuena de 2013, el monarca alejaba casi explícitamente la posibilidad de una abdicación. En Moncloa y Ferraz la noticia se tenía desde marzo y, de hecho, éste dato obligó a modificar la hoja de ruta del principal partido de la oposición tras las elecciones.
Esto último, las elecciones, fue el otro de los factores que condicionó el calendario de la Comunicación. La resaca electoral debía estar ya amortizada para alejar la idea de que la decisión de abdicar estuviera vinculada a su resultado, como así se ha trasladado desde Zarzuela.
El Día ‘D’
Decidido que el día ‘D’ sería el lunes 2 de mayo, la jornada sería frenética. El presidente del Gobierno, Mariano Rajoy, llegaría a primera hora a Zarzuela (la crónica de El País es especialmente jugosa en detalles), para posteriormente ser el primero en contar la noticia a los españoles. No obstante, el comunicado anunciando la comparecencia de Rajoy ya desató todo tipo de rumores e, incluso, la noticia llegó a adelantarse en exclusiva por parte de El Confidencial. Después vendría el mensaje del Rey, en unos términos que analizaremos más adelante.
A partir de ahí la información ya de dominio público, sería canalizada por miles de periodistas en cientos de medios de comunicación, amén del estallido de las redes sociales, que marcaron récords de tuits por segundo en las primeras horas.
La filtración:
A pesar de tanta planificación, Rajoy no fue el primero en soltar la ‘bomba informativa’: Al conocer que se había anunciado una comparecencia urgente del presidente, uno de los periodistas mejor informados sobre asuntos de la Casa Real, José Antonio Zarzalejos, contaba la noticia en exclusiva en El Confidencial. Según narraba él mismo horas más tarde en una entrevista en Onda Cero, publicaba una crónica que ya tenía escrita, guardada en ‘nevera’ por falta de confirmación, en el momento en que conoce que Rajoy va a comparecer. ¿Fue un error que se filtrara? Sinceramente, creemos que no: Como decimos, Zarzalejos ha manejado las claves del proceso con una cercanía mayor que la mayoría de los medios, pero tuvo que esperar el momento adecuado de publicar la información y sirvió de punto de fuga a las especulaciones en tanto que Rajoy salía ante la opinión pública.
Los discursos:
Mucho y bien se ha hablado ya de los detalles de la intervención más importante del Rey desde la noche del 23-F en el aspecto no verbal. Si nos detenemos en su discurso, cuyos borradores habían sido revisados tanto por el Príncipe como por Moncloa, hay varias palabras clave e ideas fuerza que fueron marcando el devenir de su intervención: Democracia, orgullo y gratitud fueron los tres primeros términos que le permitieron consolidar su ‘speech’ tras el arranque, con toda la fuerza y el significado que tienen. Seguidamente se apoyó en otras no menos clave: Paz, Libertad y Progreso, para definir su reinado. Mención especial merece el capítulo de las alusiones, cada cual más simbólica: A su padre, a quien vinculó al término ‘Legado; al heredero, Felipe de Borbón, a quien señaló como equivalente a la estabilidad; a la Princesa y futura reina, a quien atribuyó el apoyo a este último y, como colofón, a la Reina, de quien resaltó su colaboración. Como podemos ver palabras sencillas, coloquiales, entendibles y de una fuerza comunicativa superlativa.
Los asesores en Comunicación de Mariano Rajoy, que intervino unas horas antes, se centraron en realizar un discurso más directo y operativo, alejado de la emoción que –se podía intuir- imprimiría posteriormente Don Juan Carlos. Destacamos algunas palabras clave de su intervención (completa, aquí): Convencimiento, normalidad, serenidad, gratitud… Palabras que ayudaron a transmitir un mensaje de calma ante la situación y de seguridad en la hoja de ruta que el Gobierno emprendía en ese momento para desarrollar el proceso de abdicación. No fue ocasión para que el presidente del Gobierno dejará atrás sus conocidos ‘vicios’ en las comparecencias públicas, como la dependencia excesiva de la lectura al papel o el hecho de no admitir preguntas.
Las redes sociales
El tweet con el que la Casa del Rey difundió la noticia
La recién estrenada presencia de la Casa Real en Twitter ha jugado un papel indispensable en todo el proceso de Comunicación de la abdicación: El tweet clave, con la imagen de la reunión con el presidente del Gobierno, y el documento de abdicación, lleva casi 29.000 RTs en el momento de escribir este post. El trabajo posterior, tuiteando imágenes de los principales hitos del Rey y del Príncipe fue sencillo, constante y muy eficaz. Sirvió además para no mantener un incómodo silencio en una cuenta que iba a ser escrutada por millones de pesronas a nivel internacional en pocas horas.
Analizar el impacto del propio hecho en las redes sociales, merecería un análisis en sí mismo, aunque sí cabe destacar la rapidez casi instantánea en que los ciudadanos hicieron circular la noticia en forma de memes humorísticos tanto gráficos como audiovisuales, en lo que supone un hito a estudiar en esta forma tan original de comunicación cuyo número de adeptos sigue incrementándose día a día por su efectividad y su sentido del humor.
La agenda de los protagonistas
La planificación comunicativa del impacto no se quedó solamente en el modo en que se trasladaría la abdicación a la opinión pública: El hecho de que tanto el Rey como el Príncipe mantuvieran sus agendas públicas, ayudó a redondear la operación. Veamos: el Rey tuvo una comparecencia pública la misma tarde del anuncio: Su reunión con el Presidente de las Cámaras de Comercio de Estados Unidos permitió varias cosas: Primera, refrescar la tensión informativa desde las primeras informaciones de la mañana; segunda, que existiese ya una primera reacción pública por parte del protagonista (gestionada con su respuesta ‘a la gallega’); tercera, que al acto acudiesen solo los periodistas acreditados en la Casa Real –es decir, especialistas en la materia. Además, no hubo mucho que esperar para ver la primera foto juntos de rey y heredero: Solo 24 horas después se daban cita en un acto conjunto en El Escorial que, de nuevo, permitía seguir marcando la agenda informativa durante un día más.
Como vemos, la buena Comunicación, medida, coordinada y planificada, ha sido uno de los elementos más trascendentales en unos días que pasarán a la historia de nuestro país. Transcurridas las primeras 72 horas desde el anuncio, el hecho de que no se haya oído hablar de los mensajeros es, como mínimo, un síntoma de que la operación ha salido razonablemente bien.
Periodista. Responsable de Comunicación y Nuevas Tecnologías en Grupo Secuoya. Soy profesor en la 